La tierra de los resignados
miércoles, mayo 14, 2008
aun crees en el cielo
Y de pronto todo era color naranja, el cielo, los árboles, la pequeña casita en donde vivíamos, y también tu.
Era relativamente raro estar rodeado de naranja
sentir como la atmósfera se precipitaba como una lluvia oblicua con sabor a cítrico
Las calles tenían ese aspecto triste y melancólico de aquel cuento de ribeyro que tanto disfrutábamos,
Las hojas raspaban los cuerpos de los pequeños insectos que trataban de escapar de cualquier manera de esa realidad
Y esa sensación de acidez y dolor lo sentía también en el corazón
frente a aquel arbusto cerca de ti pensaba en que ese instante no podía ser mas preciso...
Mas idóneo para despedirnos
y marcharme con las hojas y ese cielo de color naranja
Era relativamente raro estar rodeado de naranja
sentir como la atmósfera se precipitaba como una lluvia oblicua con sabor a cítrico
Las calles tenían ese aspecto triste y melancólico de aquel cuento de ribeyro que tanto disfrutábamos,
Las hojas raspaban los cuerpos de los pequeños insectos que trataban de escapar de cualquier manera de esa realidad
Y esa sensación de acidez y dolor lo sentía también en el corazón
frente a aquel arbusto cerca de ti pensaba en que ese instante no podía ser mas preciso...
Mas idóneo para despedirnos
y marcharme con las hojas y ese cielo de color naranja
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